Contentas por el repentino cambio de las previsiones meteorológicas para este domingo, salimos de Salamanca con destino a Sanabria a las 7:30h. Desayunamos en El Puente y nos dirigimos al Mirador de Neveira que ofrece unas vistas extraordinarias del lago en su totalidad y nos sirve de aperitivo a la excursión que nos espera. El autobús nos deja en la Senda de los Monjes, en el tramo desde San Martín de Castañeda hasta la playa de los enanos. El camino es cómodo y agradable, vamos bajando rodeados de vegetación y observando grandes piedras y algún bloque errático resultado de la acción glaciar. Los robles (árbol más abundante de la zona) dan paso a un arbolado de ribera cuando llegamos a la orilla del lago. Es hermoso caminar entre raíces, cantos rodados, arenas húmedas, aguas transparentes y percibir ese halo misterioso que siempre rodea el lago. Por ello cuando llegamos a la playa de los enanos alargamos el momento haciéndolo coincidir con "la parada del plátano".
Aquí dejamos el lago y nos unimos al Río Tera, en su discurrir hasta Puebla de Sanabria, punto final de nuestra marcha; lo hacemos usando los caminos tradicionales que nos llevan a Pedrazales, a Galende, a El Puente pero siempre teniendo como referencia el río del que nos alejamos y acercamos sucesivamente, sintiéndolo unas veces con la vista, otras con el oído, el alegre crepitar de sus aguas, ahora más crecidas y abundantes. Sólo en este tramo, y poco después de salir del lago, el río ya ha recibido las aguas del Forcadura (el río de la famosa senda "el Cañón del Forcadura") y, también, las del Trefacio, las del Río Villarino en la orilla contraria cuando íbamos por el bosque de robles, las del Río Truchas (las mismas de la Cascada de Sotillo) cuando salimos de El Puente.
En este pueblo paramos a comer y fue el único momento que cayeron unas gotas de agua pero, afortunadamente, pudimos entrar en cualquiera de sus bares a tomar una cerveza o un café. Ya repuestos y descansados continuamos nuestra marcha hasta Puebla. En Sanabria la primavera llega más tarde que en Salamanca, la mayoría de las flores apenas han brotado, las numerosas y hermosas florecillas de diente de perro que vimos en la previa (quince días atrás) ya habían muerto. Ahora el suave amarillo de los narcisos pálidos y el más potente de las prímulas daban la nota de color al entorno. También las mariposas y sus variados colores y la frecuencia de sus vuelos en pareja nos anunciaban que la primavera estaba llegando.
El río bajaba salvaje y con fuerza debido a las presas y alteraciones de su curso por la presencia de antiguos molinos hoy en ruinas. Llegamos a Puebla cruzando el Río Castro y subiendo directamente al castillo; desde allí pudimos ver su desembocadura en el Tera, pues abajo, en nuestro caminar, la vegetación nos lo impedía.
Puebla de Sanabria, capital de la comarca, pueblo bonito con sus calles empedradas, frecuentemente adornadas con flores, edificios históricos, casas señoriales, castillo, iglesia románica... cargada de historia y encantos varios. La buena marcha de la excursión y la ausencia de incidentes hizo que llegáramos a Puebla antes de lo previsto, por lo tanto, hubo tiempo para que cada uno obrara a su gusto: pasear por sus calles, tomar unas cañas, visitar el castillo que estaba abierto (centro cultural) y se dio la posibilidad de acercarnos al Fuerte de San Carlos. Fuimos unos cuantos y disfrutamos de unas vistas espectaculares de toda la zona. Estas fortificaciones fueron utilizadas en las guerras con Portugal en los siglos XVI y XVII; ahora se encuentran en ruinas pero estaban limpias de maleza y necesitadas de trabajos de rehabilitación. En resumen, un día agradable, tranquilo y con vuelta a Salamanca un poco antes de lo anunciado. Gracias a todos los participantes por hacer que así sucediera todo.
Fotografías de Tomás Rubio y Francisco Labrado (vídeo). Track de José Mª Sánchez.
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