lunes, 19 de febrero de 2024

Crónica: Circular por Navafría

Para el domingo 11 de febrero de 2024 las previsiones meteorológicas eran poco propicias para la ruta por El Gasco, puesto que las lluvias anunciadas dificultarían el desarrollo normal de la actividad.
Ante esta situación propusimos el cambio a Navafría, en Segovia, para ver "El Chorro de Navafría" y realizar una ruta circular por las pistas del bosque de pinos silvestres. Brillante improvisación.
Salimos de Salamanca con la puntualidad acostumbrada, teniendo por delante más de dos horas para ponernos al día en conversación con el compañero de asiento.
Ya nos esperaban en el Bar "El Encuentro" donde, bien sentaditos y en buena plática, dimos perfecta cuenta de cafés, tortilla y bollería.
El autocar nos dejó en el Área Recreativa del Chorro de Navafría; tras los pertinentes preparativos nos pusimos en marcha hacia el chorro en una leve subida de 20 minutos, viendo a nuestro alrededor un paisaje de árboles y nieve desperdigada.
Ya en el chorro, las consabidas poses, selfies y comentarios ante la caída del agua por la hendidura de las rocas, leves salpicaduras por el aire a los que se le arrimaban.


Tras volver unos pasos hasta la fuente del chorro tomamos un camino en zigzagueante subida y oh..., empezamos a pisar el camino alfombrado de blanca nieve, unas veces siguiendo las pisadas marcadas y otras siendo los primeros en marcarla. No cesan los comentarios del bello paisaje nevado, ni de la suerte de en vez de enfrentarnos con la lluvia disfrutar de ese camino nevado.
Alcanzamos un pequeño collado. Tiempo para el descanso, paisaje, fotos con Navafría al fondo, retozando algunos en la nieve o lanzando bombas blancas. Lo celebramos con foto de grupo.


Ahora toca bajar y atravesar dos arroyos por puentes de madera: el del Chorro y el Sequillo.   En esa espesura de nieve y troncos, oímos y vemos huir algunas veloces cabras, que encontraremos tranquilamente sentadas cuando alcanzamos otro mirador... se hace el silencio y el grupo camina pausadamente para acercarnos a ellas sin asustarlas (dio igual porque al vernos próximos se fueron).
En una leve subida llegamos a la pista que nos va a llevar al primero de los refugios, el de Regajohondo (1.720 metros). Era una pista asfaltada pero cubierta completamente de nieve lo que supuso un gozo al poder seguir caminando con el crujir de las pisadas.
El Arroyo del Chorro a nuestra derecha bajaba flanqueado por la nieve y los desnudos troncos marrones (estos pinos silvestres o de Valsaín presentan largos troncos coronados por verdes ramas). A nuestra izquierda las rocas dejaban ver los típicos y largos chupiteles, producto del agua resbaladiza y el frío.
En esta zona pudimos comprobar la gran "autonomía" de nuestros walkies, ya que uno de ellos abandonó la correa que lo transportaba para esconderse entre los promontorios de nieve, con tan mala suerte para él, que una pareja de senderistas, al acercarse a los chupiteles, lo descubrieron y devolvieron a la marcha (uf, menos mal que quedó solo en anécdota).
Ya en la alberca cercana al refugio hicimos un breve y reconfortante descanso.
Ahora el camino era todo de bajada, y todo él seguía nevado.
Nos cruzamos con un esquiador que aprovechó la nieve espesa en la pista para disfrutar a su manera de tan hermoso espectáculo.
La serpiente multicolor se iba estirando como las conversaciones en el continuo crepitar de pisadas y nieve. 


En el Refugio de la Fragua volvemos a juntarnos, y allí despedimos a dos perros perdidos de alguna rehala, que nos acompañaron en la bajada con sus asustados ladridos.
Alcanzamos la orilla abrupta de Río Cega, al que seguimos en su transitar y gorgojeo, siguiendo sus ligeros y sonoros meandros, cada vez más cercanos.
Llegamos hasta el último de los refugios, el de la Fragua, donde en su interior saludamos a los Epi y Blas dibujados en su interior.
La nieve ya nos ha abandonado en el camino de tierra... aunque permanece en boca de todos esa sorpresa por su presencia.
Estamos ya muy cerca del área recreativa y el cielo azul nos asombra con algunos rayos de sol, colofón de una entretenida y disfrutada ruta.
El autocar nos devuelve a Navafría donde distribuidos por los diferentes bares damos cuenta de nuestros bocadillos.
La sobremesa la hicimos dando un paseo por la villa medieval de Pedraza, caminando entre casas blasonadas, su plaza porticada, acercándonos hasta el castillo y dejando entre sus calles empedradas nuestras miradas y recuerdos.

Fotografías de José Luis García, Sara Pascual, Ángel Sánchez, Carlos de Dios y Francisco Labrado (vídeo).

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