lunes, 7 de octubre de 2024

Crónica: de Mámoles a Fariza

 Uno de los lemas en mi gimnasio es "Disfrutar es sentirse bien"; te sientes bien cuando las cosas te salen según las has planeado.

Como todo domingo de ruta, nos ponemos en marcha 58 senderistas, acomodados en el autobús y comentando las novedades de estos días pasados.

Pensando en ganar tiempo, no nos recibieron para el desayuno según lo acordado, prueba de ello es que por la tarde la mayoría se fue al otro bar.

Tras ponernos las botas y ajustarnos la mochila, la serpiente multicolor se empieza a estirar.

El sendero nos lleva por fuentes, molinos, miradores, lagares, puentes de losas...

De momento llevamos a la espalda un tímido sol y unos fresquitos soplos de aire.


Primera parada en el mirador Testero del Burro; admiramos la panorámica del Duero, nos hacemos las fotos de rigor, avistamos a lo lejos un grupo de buitres y con calma realizamos la subida que nos llevará de regreso a Mámoles.

Sin entrar en más detalles recordemos la importancia de no ser inoportunos en las lindes de los habitantes de los pueblos para que no nos vean como grupos indeseables, si les respetamos tendremos los senderistas todos los caminos para pasar.


Tomamos el tentempié alrededor del lagar Prado del Señor entre sol y sombra. Avanza la mañana y para no vernos apurados a la hora de la comida renunciamos a ir al mirador del Alto del Cueto y tomamos el sendero GR-14 camino de Fariza.

El sol empieza a apretar y las sombras escasean; es la parte más dura y árida del camino.

En el Asomadero del Casito de la Boiza volvemos a tener otra vista del Duero, otro descanso y volvemos a cargar los móviles de imágenes.


También pasó, como en otras ocasiones, que la avanzadilla del grupo se adelanta y tienen que volver sobre sus pasos al camino correcto.

Ya vemos la ermita a lo lejos; el sol y los kilómetros andados van pesando y hay ganas de llegar.

La Ermita de Nuestra Señora del Castillo es un buen lugar para comer porque tiene muchas zonas de sombra, cada cual busca la suya y las avispas revolotean alrededor de nuestras viandas.

Reiniciamos el camino yendo al Mirador de las Barrancas, un camino de ida y vuelta que algunos aprovechan para quedarse descansando. Otro balcón al Duero con espectacular vista.

Tomamos el sendero que baja al Arroyo Pisón, sin caudal de agua más que en pequeñas zonas estancadas. Y vamos pasando entre las ruinas de lo que fueron molinos, con el gesto de desaliento porque el sol calienta y los árboles no nos dan la sombra requerida.


El grupo se ha estirado y vamos llegando a cuentagotas a Fariza y como hace calor antes de ir al autocar pasamos directamente por el bar a refrescarnos.

Llegamos a buena hora a Salamanca y es de agradecer al conductor su buena manera de conducir y su atenta disposición.

Fotografías de José Luis García.

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