Pinceladas sobre La calzada Mirandesa.
Comenzamos el viaje acompañadas/os de la niebla y, a su pesar, hacemos el viaje en poco más de una hora.
Tomamos el café "de rigor", la magdalena -con tranquilidad-; y empezamos a caminar, aunque no veíamos el sol.
En el primer tramo los/as caminantes van conectando con los seres vivos que nos encontramos: vacas, setas, endrinas. En algunos casos fue tanta la "conexión" que hicimos el viaje de vuelta en su compañía. No había prisa, así que pudimos adquirir algún conocimiento micológico teórico y práctico.
Llegamos al puente de la Albañeza, el sol ya da la cara resaltando la gama de verdes de los prados y de las encinas olivadas. Los toros de la finca de la Albañeza aprovechan, perfectamente enfilados, para tomar sus dosis de vitamina D.
18 km: Abelón; hora de reponer fuerzas, optando entre cerveza y terraza o "culipiedra". El grupo se divide y nos citamos a las 3 para ir al encuentro del Duero.
Y ahí lo encontramos, con su calma y sus reflejos...
Cronista: Mª Ángeles López Zazo.
Fotografías de Alberto Criado, Francisco Labrado, José Luis García y Ángel Sánchez.
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