Bueno, una lástima que no pudieses venir, te echamos de menos.

Fotografías de Alfredo Domínguez, Carmen Fuertes y Alberto Hernández. Recorrido.
"Este pueblo, aquí donde lo ve usted hoy con menos de doscientos habitantes, fue hace ya mucho una ciudad importante que se llamó Verdeoliva. Pa que usted se haga una idea cabal, le diré que ocupaba to lo que es ahora el pueblo y llegaba, la laera abajo, hasta las Vegas, donde se ven muchas piedras labrás y salen ladrillos, tejas y hasta mármol.
El castillo era mu grande y luego le voy a decir que tenía un túnel que salía a la garganta del pueblo, y por allí iban a beber los caballos de los moros. Entoavía se ven unas rejas y, detrás, unas escaleras de piedra. Aquí vivió una Reina Mora, que debía ser mu guapa, y un rey cristiano se enamoró, pero ella no le quería. Entonces ella se escapó de la corte y se vino aquí, donde hizo el Castillo y cuando lo terminó dijo:
"Segurita estoy y ya no me matareis..."
Y por lo de "Segurita estoy" este pueblo se cambió de nombre y se llama Segura. Y lo de Toro se lo puson luego, por el toro de piedra que tenemos, velaí, en la plaza.
Pero el rey cristiano se enfadó mucho, se aposentó en Abadía, un pueblo que está allí abajo, que era también mu importante de antiguo, y desde allí disparaba cañonazos, que derribaron la torre y ella, la Reina Mora, se tuvo que esconder en los sótanos.
Como no era capaz de matarla con los cañones, el rey cristiano encargó a su mejor ballestero que la matase al descuido. Y el ballestero se subió a la sierra, se escondió y esperó a tenerla a tiro. Una tarde estaba la Reina Mora sentaita en su trono, con el balcón abierto mirando pa la sierra, y el ballestero, que estaba en el Picute, disparó una flecha que atravesó el corazón de la Reina Mora.
Por aquí decimos que la Reina Mora se sigue apareciendo en lo alto de la sierra, y tiene forma de gallina encantá, que pone huevos de oro".
"Ese nombre se lo puson porque tenían un toro de piedra, que estaba caío y en el lao había escrito este titulillo:
"El que me rodee del otro lao será afortunao".
Entonces, un día, se juntó toa la gente del pueblo, con palancas de palo, porque antes apenas las usaban de yerro, y echando mucha fuerza consiguieron darle la vuelta al toro. Pero, ¡menúo chasco que se llevaron!. En vez de encontrar un tesoro, como esperaban, lo único que vieron fue un letrero que ponía:
“Ahora que estoy volteao, me quedo más descansao”.
Los de Segura se cabrearon mucho, porque vieron que los habían tomao el pelo y se puson a darle golpes al toro de piedra, le arrancaron los cuernos y quedó toíto hecho cachos.
Luego ya lo han arreglao y lo han puesto en mitá de la plaza del pueblo. Pero se le notan las costuras de los cachos, de cuando lo partieron".
Los de Segura reconstruyendo el toro, y con este ya "cosido"