jueves, 26 de noviembre de 2015

Crónica: Pista de Heidi y la Chorrera de Hervás

El dia 22 de noviembre realizamos una marcha hacia la Chorrera de Hervás y parte de la Pista de Heidi.

La mañana se presentaba fresca desde la espera del autobús. Tras un viaje de poco más de una hora llegamos a Hervás donde pudimos comprobar el otoño en los árboles que flanquean la carretera y el parque... y al afanoso barrendero despejando la calle peatonal del excedente otoñal de los plátanos.

Mientras unos seguíamos al fresco buscando instantáneas, otros metían prisa al churrero para degustar esa exquisita masa frita y otros soplaban la taza humeante del café.

El recorrido lo hicimos en sentido contrario al anunciado, el motivo fue que las previsiones meteorológicas hacían temer que tuviéramos que recortar la marcha y por tanto era preferible comenzar por la parte más atractiva.

A las 10:10 iniciamos la marcha cruzando Hervás por la calle peatonal y el barrio judío hasta salir por la Plaza del Convento hacia el Puente de Hierro donde comienza el camino asfaltado llamado “Camino de Marinejo”, con vista al fondo del Pinajarro.


Pasamos por la piscifactoría abandonada siguiendo el camino de castaños alfombrado por sus pardas hojas y dejando a la izquierda la Casa del Marinejo (tres plantas abandonadas que fueron viviendas del personal que trabajaba en la minicentral de luz de Marinejo).

Una vez terminado el sendero de cemento, a pocos metros, iniciamos la subida por el bosque de las 33 vueltas (es un sendero en continuo zig-zag para hacer más llevadera  la subida), pronto se empezó a notar el esfuerzo y pinteaba desde el cielo.

Una vez arriba y pasado el aljibe de hormigón (que estaba bastante lleno) alcanzamos un mirador de madera de reciente construcción desde el cual contemplamos Hervás y el Valle del Ambroz: en primer plano la Presa de Horcajo, a lo lejos está Aldeanueva del Camino y el embalse de Baños de Montemayor y, más allá, las Sierras de la Pesga y del Canchal.



La primera parada para refrescarnos y tomar un tentempié fue a 2 kilómetros para La Chorrera. Continuamos nuestro camino hasta el objetivo de nuestro paseo y tuvimos una bonita sorpresa: una plácida nevada otoñal que consiguió aumentar la belleza del valle donde se sitúa la chorrera.

El sendero paralelo al canal vuelve a mostrarnos el otoño con sus robles, arces y castaños con las escasas hojas ocres y marrones; y el suelo, desde el que manaba ese olor a hojas en descomposición. Pasamos el miniacueducto de cinco ojos rectangulares que salva un pequeño desnivel y llegamos al  Arroyo de las Costeras. Nada más pasarlo iniciamos una nueva subida por otro robledal para llegar a la Chorrera.

Magnífico espectáculo esa bajada de agua de 15 metros adornada por una copiosa nevada que a los más intrépidos nos impide bajar hasta el pie de la cascada para tomar nuestras fotografías.



Teniendo en cuenta cómo estaba el cielo no nos entretuvimos mucho e iniciamos el mismo camino de vuelta y el cielo dejó de mandarnos chubascos.

De nuevo en el mirador de madera tomamos otro camino ascendente, pronunciado y de cemento, que pasa por un pastizal hasta terminar en la Pista de Heidi: un sendero ancho que va bordeando el valle y deja resbalar canalillos de agua.

Subiditas... alguna ligera bajada hasta pararnos en un merendero desde el que (unos sentados y otros de pie) saboreábamos la vista de Hervás y su valle con los mordiscos del hambre.

No fue una parada larga, hacía frío, y las ganas del café apretaban. Tomamos un camino que bajaba hasta la Presa Horcajo por otro sendero serpenteante entre robles.

Llegamos al punto donde se juntan los caminos (Chorrera y presa) y retomamos la pista de cemento dirección Hervás con buen paso, y a las 16:30 nos desperdigamos por las calles y los bares hasta las 17:30 que nos esperaba el chófer, su mujer y el autobús para regresarnos a Salamanca.


Fotografías de Alberto Hernández, Francisco Labrado y José Luis García.

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