jueves, 6 de junio de 2013

Espacio Natural del Rebollar

La ruta de este domingo discurre por el Campo de Agadones, una comarca al suroeste de la provincia de Salamanca; despoblada, con núcleos de población muy envejecidos y en franco declive. Su lejanía de los centros urbanos y su aislamiento acentúan el envejecimiento de la población. Algo que no es extraño en el resto de la provincia.

Aunque no pertenece a la comarca cultural del Rebollar, su territorio está incluido dentro del Espacio Natural Protegido del Rebollar. El medio físico orienta la comarca hacia un medio rural con vocación ganadera, de explotaciones extensivas −vacuno, ovino y caprino− con prados de pastizales, y grandes extensiones dedicadas a la masa forestal. La agricultura, de menor importancia, se centra en el cereal y la explotación familiar de pequeños huertos en las riberas de los arroyos. Desde los años 80, las localidades de Agallas y Martiago cuentan con espacios recreativos enclavados en apacibles robledales que cuentan con piscina y espacio de camping en los que veranean personas procedentes de Salamanca o Ciudad Rodrigo. Sin duda una alternativa económica y natural especialmente en tiempo de crisis.

El Espacio Natural Protegido tiene una extensión de 50.040 hectáreas, comprende 13 núcleos de población y 11 términos municipales (Agallas, Martiago, El Sahugo, Herguijuela de Ciudad Rodrigo, Robleda, El Payo, Peñaparda, Villasrubias, Fuenteguinaldo, Casillas de Flores y Navasfrías), en los que habitan 5.182 personas.
Ubicado en la fachada norte de la Sierra de Gata, último macizo del Sistema Central antes de Portugal, presenta una altitud máxima escasa de 1.592 mts.
Formado por materiales paleozoicos, básicamente pizarras con algún afloramiento de cuarcitas y graníticos más al oeste. Los movimientos alpinos alteraron los bloques elevándolos y fracturándolos lo que ha dado lugar a abundantes fracturas y fallas en las que se han ido alojando los cursos fluviales entre los que destaca el Águeda. Sobre todo las pizarras metamórficas han sido muy arrasadas por la erosión.

El paisaje natural está dominado por un bosque de robles rebollo, de influencia subatlántica, de los más extensos de esta especie en la península Ibérica. En su espesura se refugia el lince ibérico. Abundan también bosques de coníferas introducidos por el hombre con fines madereros. En las riberas de los ríos se ha desarrollado un interesante bosque galería de alisos, sauces y fresnos. Este ha sido muy diezmado por las construcción de enormes presas como la de Irueña y desde los años 20 del pasado siglo, en el Águeda. El matorral está formado por escobonares, jaras, brezos, y aromáticas como el cantueso y tomillo, o espinares. También debe anotarse la presencia del Mostajo Negral.

Entre las 299 especies de fauna, destacan algunas en peligro de extinción como la cigüeña negra, el buitre negro y el lince. Otras especies de interés son el lobo, la nutria, el gato montés, el meloncillo, el topillo de Cabrera, tejón, turón...; en cuanto a las aves destacar la presencia de especies como el elanio azul, alimoche, buitre leonado, águila culebrera, aguilucho cenizo, gavilán, azor, águila imperial, águila real, águila perdicera, cernícalo primilla, alcotán, halcón peregrino...; por último los reptiles: culebrilla ciega, eslizón ibérico, lagarto verdinegro, lagartija de bocage, víbora hocicuda,...; los anfibios: tritón ibérico, sapillo pintojo, sapo partero ibérico, rana patilarga,...; y los peces: trucha común, barbo ibérico,...

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