miércoles, 23 de noviembre de 2011

DEL PUERTO DE SANTA CLARA A HOYOS - Por la Sierra de Gata extremeña


Ficha:

Fecha
11 de diciembre
Hora de Salida
8 de la mañana
Hora de regreso
21:30
Lugar de Salida
Plaza de gabriel y Galán

Fecha  venta  billetes
A partir del 28 de noviembre
             13.- euros
Lugar  venta  billetes
Viajes CHUS DELGADO
Plaza de San Juan de Sahagún, 1


Ficha Técnica:
Distancia a recorrer
  19 kilometros
Tiempo de duración
  Unas 5 horas y media
Lugar de Salida
  Puerto de Santa Clara
Lugar de LLegada
  Hoyos
Dificultad
  Media - El recorrido se hace por media montaña
Desnivel acumulado de subida
  500 metros
Desnivel acumulado de bajada
  1.000 metros
Recomendaciones Importantes
Se recomieda llevar botas de montaña sobre todo si el terreno está empapado; ropa de abrigo e impermeable por si llueve y linterna con las pilas cargadas. 


      El inconfundible Pico Jálama, nos dará la bienvenida, todo un lujo y precisamente en su base nos dejará el autobús. Para adentrarnos en la comarca de la sierra de Gata, qué mejor manera que hacerlo del mismo modo que se ha venido haciendo desde tiempo inmemorial, caminando sobre sus empedradas sendas y por el itinerario que les unía a Castilla: el puerto de Santa Clara. Según vayamos descendiendo por él, irá variando la vegetación; así, en un principio reinan los robles, para dar paso al Castañar de Ojesto, que es considerada como la mayor explotación de Europa de esta especie, donde algunos ejemplares cuentan con varias centurias sobre sus troncos, como los majestuosos “Abuelos”. Algún acebo con sus inconfundibles frutos rojos nos saldrá al paso. Por último los chopos, unidos a las praderas de los rincones más fértiles y húmedos, darán paso a bancales con olivos, limoneros, naranjos, viñedos… señal inconfundible de nuestra cercanía a las poblaciones, en este caso San Martín de Trevejo. haremos la tradicional parada en el viaje para tomar café, por lo que podremos aprovechar esa media hora para hacerlo en los bares de su Plaza Mayor o para comprar en el estanco de Eusebio o para callejear disfrutando de su conjunto histórico, que por su tipología y el discurrir del agua por sus calles, fácilmente nos recordará a lejanos municipios salmantinos de otras sierras. A estas alturas nos habrá sorprendido el hecho de que sus calles están rotuladas en dos “idiomas”, en castellano y en La Fala, extrañísimo residuo de la repoblación medieval, un dialecto con rasgos astur-leoneses y galaico-portugueses que nos muestra el aislamiento de estas tierras que fácilmente tendremos la oportunidad de escuchárselo a algún vecino.
     Nos despedirán las frescas aguas de la fuente de los Tres Caños como nos recibieron las del Pilón de las Huertas para subir el collado que nos separa de Villamiel, repitiéndose de manera exacta e inversa la sucesión de vegetación que nos acompañó, en el puerto de Santa Clara, incluidos singulares castaños centenarios. En esta localidad nos encontraremos señoriales casas blasonadas, la iglesia de La Magdalena, con su magnífica torre renacentista, así como buenas fuentes para rellenar las cantimploras.

     El valle del arroyo de los Lagares, nos separa del sorprendente y minúsculo Trevejo, población medieval con una arquitectura popular muy singular. Se sitúa a la sombra de las inquietantes ruinas de su antigua fortaleza árabe, muy reformada posteriormente en el siglo XVI e inutilizada en La Guerra de La Independencia. A sus pies se encuentra la parroquia de San Juan Bautista, con sus maravillosas vistas sobre toda la comarca, buen marco para aligerar las mochilas del peso de bocadillos y viandas.

     El camino hasta Hoyos es muy variado, con tramos de senda, preciosas callejas empedradas, un poco de pista y hasta unos metros de asfalto, pero como en todo el recorrido, con un paisaje para recordar. Según parece, la monumentalidad de esta villa se debe a haber sido elegida por los obispos de Coria para pasar largas temporadas veraniegas, por lo que nos entretendremos en encontrar casonas y palacetes con portes nobiliarios y sus singulares ventanas geminadas, muchas de ellas angulares. La parroquial, adornada con detalles portugueses (manuelino) del Siglo XV y con su original portada románica del XIII será nuestro punto de reunión, para acercarnos hasta su afamada quesería La Rozay donde poder adquirir sus perfumados manjares. 

     Ya que la salida coincide con el equinoccio de invierno y para despedirnos del año, lo celebraremos en el bar el Alma.

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